Al bosque donde huyó
la pícara tuerta
pienso escaparme.
Me llevaré un vestido
de seda verde
para taparme.
A mi pícara tuerta
la echo de menos
todos los días,
la piel suave en sus manos,
su moño flojo,
lo bien que olía.
A mi pícara tuerta
la siento cerca
todas las noches
sus dos ojitos grises
velan mi sueño
aún desde el bosque.
Al bosque donde huyó
la pícara tuerta
iré algún día.
Y me estará esperando
con sus historias
y su mandila.
A mi querida Tita Ascen.