La tarde se ha parado en el sofá de casa,
con su color metálico
y el viento susurrando
palabras inconexas por todas las rendijas.
El tiempo se ha quedado suspendido en el aire
a la espera del gesto
que le indique el instante
de retomar su marcha repetitiva y sorda.
Busco ocultos tesoros en cada telaraña,
pasadizos secretos
dentro de la memoria.
Encuentro mis ausencias flotando en el ambiente,
como motas de polvo
recién iluminadas.
Y en cada remolino de pelusas
un mar que nunca deja de llamarme.
————–