Llevo zapatos nuevos
para estrenar el mundo.
Para bailar al ritmo del swing
que me arde dentro.
Con los que caminar
por todos los senderos que aún no haya conocido,
escondidos en cada continente.
Se quedarán al lado de la cama,
desordenados,
cuando me desordene en otro cuerpo.
Me aguardarán tumbados en la arena
mientras me rindo al beso de las olas.
Se mojarán en los charcos,
se mancharán de barro
y de ceniza.
Notarán la caricia de la hierba
húmeda de rocío.
Y prometo despegarlos del suelo
a cada rato
para que no se olviden de volar.