Si buscara la selva perdida
de mi infancia,
aprendiendo de nuevo a rugir con las fieras.
Si saltara.
Si saliera corriendo desnuda
entre el verde y el lodo,
y dejara de verme a mí misma
fabricada de cera.
Hoy permito que el fuego por fin me consuma,
me derrita el cabello y la piel
y me limpie de penas los ojos
para ver sin borrones de sal,
cercano,
el horizonte.
Si subiera a la copa infinita
de mi árbol
a pedirle en susurros
que se deje de asir a la tierra.
Y quizá,si hace caso a mi voz, extienda las raíces
como dedos abiertos de una mano
que se eleva al vacío.
Si llenara de frío los pulmones,
sosteniendo la voz
como agudos cristales de hielo
que se estrellan y rompen,
su limpio tintineo
gotearía en los oídos precisos.
Si sudara silencios
y llorara canciones,
dejaría libre el río
que corre
por mi cuerpo.