Soy el agua tranquila
en la que desemboca
el remolino.
Soy la cama mullida
de mi mente faquir.
Soy una brisa fresca
apagando estas mejillas rojas.
Soy el sosiego
llenando la matriz.
Soy la piedra en los párpados,
posada por el sueño
irresistible.
Soy saliva durmiente
que embebe el almohadón.
Soy el arpa que atusa
el final de una tarde en Lisboa.
La sensación de calma
que sucede al dolor.
Soy el hielo
que juega en la lengua,
terminado el refresco.
El reposo que llega
del brazo de la decisión.
Soy el olor del hambre
que corteja en la panadería.
Soy el nombre pintado con tinta
en un grano de arroz.
Lo soy,
por fin.
Lo soy
sólo por hoy.