La ciudad y sus luces.
Ventanas chispeantes donde la vida ocurre.
Las miro e imagino a quienes las habitan,
los idiomas que hablan,
los olores que esconden.
Los gemidos que emiten al amarse,
al sufrirse.
En cada cuerpo se resiste la vida
a ser domesticada
con más o menos tino.
.
La cuidad y sus sombras.
Esquinas apretadas donde no cabe el aire.
Obscenos catres de unas almas en pena
con años anudados
en bolsas de basura.
Cobijo ciego
del que salda la luna disecada.
y el sol en monodosis.
.
La cuidad y sus ruidos
incesantes.
El ritmo que nos mece y nos atrona
resuena en los oídos
aún cuando nos cubrimos de silencio.
.
La ciudad insolente y heroína.
Destructiva y creadora.
Somos supervivientes gozosos
respirando su suerte
y amamantando el alma
entre las ruinas.