Hay quien pide deseos
como si recitara
la lista de la compra,
rogándole a las ánimas benditas
una bolsa de plástico
y el ticket.
Esos deseos se guardan en nevera
para que no caduquen.
Así podrán pedirse eternamente.
Si deciden cumplirlos,
será normal que algunos
puedan tener un gusto ligeramente ácido.
Nada que no se arregle
con un poco de azúcar.
Un día querrán comerse
un par de esos ovales deseos almacenados.
Calentarán aceite
a fuego medio como sus pasiones.
Chocarán el deseo con el borde del plato
hasta romper la cáscara.
Entonces podrán ver con cara de sorpresa
que a su deseo
ahí dentro
le salieron plumas.
Y ante sus ojos echará a volar.
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“South Bend tiene huevos. #chicken #egg” by Bruno Sanchez-Andrade Nuño is licensed under CC BY 2.0